Como un rumor que nunca se apaga ni se pierde,como sedosa brisa que enfría tu mejilla,como el grato murmullo de la ola en la orilla,como flor en su tallo que se mece en lo verde;
trino para que siempre tu mente lo recuerde,fue como el brote tierno de una vieja semilla,como epístola dulce, amorosa y sencilla,que hace que lo divino con lo humano concuerde.Cual canto de sirena que pervive en tu oído,imborrable mensaje entrañable y sentidoque penetra en tu alma y te hace prisionero,desde que me miraste diciéndome quién eras,mi corazón, Dios mío, prueba de mil manerasla forma más humilde de decirte: te quiero.Joaquín Fernández González.Si a Dios le es tan agradablela vida penitente y de abnegación,cuánto le agradará si a estose une la caridad con los prójimos.Cuando yo considero estome lleno de alegría,y en seguida me acuerdoque el día del premio,no dirá nuestro Señor:“Venid vosotrosque hicisteis grandes penitenciasy os elevasteis hasta el cielo por la contemplación,a gozar del reino que os tengo preparado”.Sino que dice:“Venid, porque estaba hambrientoy me disteis de comer;enfermo, y me visitasteis;desnudo, y me vestisteis;y lo hicisteis conmigohaciéndolo con vuestros prójimos.Venid y tomad posesión de vuestra herencia”.Si todas las virtudes le son tan agradables,¿por qué no nombra más que esto?Porque le da la preferenciaa la caridad como reina de todas.Santa Ángela de la Cruz.“Medita el pps. Salmo 22,desde tu alegría y confianza en Dios”.
jueves, 17 de noviembre de 2011
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