COMPARTIENDIO DESDE LA EXPERIENCIA MATRIMONIAL
LA ALEGRIA DEL EVANGELIO
Desde Roma
A la hora que te escribo, estarás viendo desde la ventanilla una vez más
Roma, desde ese sillón del avión podrás contemplar la ciudad eterna, a través
de la ventanilla, seguro que cuando aterrices uno de tu hermanos franciscanos
pasará recogerte, ellos en el Convento habrán cenado, y estarán con sus últimas
oraciones del día, dándole gracias a Dios por todo lo del día. Es tiempo de
Cuaresma y es tiempo de conversión.
Nosotros hemos llegado a casa al igual que tu, Fray Vidal, también nos
espera la familia, hijos, en algunos casos nietos y volveremos ambos a la
rutina, tú a levantarte a las 5,30 a preparar tu celda y tus oraciones de la
mañana y nosotros nuestros trabajos y quehaceres, pero donde ambos
coincidiremos es que hablaremos de un fin de semana de Ejercicios Espirituales,
en “el” Loreto (Espartinas) donde la vendita Madre Patrona del Aljarafe
Sevillano nos acogió, nos trajo un fraile franciscano, y nos reveló la Alegría
del Evangelio.
Ambos volveremos a ponernos frente a frente con nuestros amigos y compañeros
y les diremos lo felices que hemos sido, este fin de semana, donde trabajamos
las fichas de la sentada, las fichas nocturnas, y podremos seguir escuchando
esa voz que nos acompañó en la Adoración Nocturna.
Y volveremos a recordar algunas partes de esas Florecillas de Cuaresma:
“Dame tu mano, María, la de las tocas
moradas...” Llévanos Señora por la cuaresma de los dolores y del mundo con
el malva de la esperanza enjugada en tus mejillas, doliente de tu pecho herido
de amargura. Corazón creyente de pie ante la cruz de los crucificados de ahora
y de toda hora. Para susurrar de nuevo de tus manos, en la cuaresma, al oído de
la Iglesia, el canto del incienso de jóvenes retamas floridas del Palancar: que
la cruz es la meta de toda cuaresma, de toda vida, de toda pascua florida.
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