viernes, 26 de octubre de 2012

Encuentro con Jesús



Viendo los 2 evangelios el del pasado domingo (Mc 10, 35-45) y el del próximo (Mc 10, 46-52) vemos 2 encuentros con Jesús muy actuales para nosotros y que vivimos todos los días en el primero Santiago y Juan le piden a Jesús que los siente a su derecha e izquierda. Esta es una petición que hacemos a Jesús todos los días: que mi hijo apruebe, que mi mujer-marido me comprenda, viajamos y pedimos no tener ningún accidente y también la tentación de la soberbia que consiga este ascenso o mejora en lo que sea, porque me lo merezco por mi trabajo y hasta podemos pedir que nos toque el cupón cuando no llegamos a fin de mes. Son peticiones muy humanas. Incluso dentro de la jerarquía existe el deseo de ser más.
El trepa ignora a los que le rodean, o los utiliza para su propio beneficio. Pero no ignora a todos, intenta colocar a todos los de su familia y amigos para que tengan buen sueldo en puestos de poco trabajo. Los otros discípulos se indignan ante la actitud de Santiago y Juan igual que los compañeros del trepa. Esta historia ocurre en cualquier “sociedad” o empresa o asociación incluso en la jerarquía eclesiástica. Son los que pretenden usar la Fe en el Señor para aprovecharse del Señor de la Fe y de sus hermanos en la Fe.
Las 3 grandes tentaciones del ser humano son el poder, el placer y el tener. Pero San Marcos nos explica la postura de Jesús ante estas tentaciones:
El autentico puesto de honor es el de servidor de todos
En Jesús se nos muestra la grandeza de Dios pero nunca pide a nadie que le sirvan. El ayuda y se abaja para consolar a los abatidos por distintas causas. Invierte la escala de valores humanos. Jesús paga un rescate por nosotros y el precio que paga es su propia vida. El rescate que se paga por alguien va en relación con el valor de ese alguien. ¿Cuánto valemos para nuestro Padre que es el  que paga el rescate? El precio que paga es la vida de su propio Hijo. Debemos de valer mucho para el Padre cuando es capaz de pagar tal rescate por nosotros. Jesús da su vida por el hombre; pero entregar la vida lo concebimos como la muerte de Jesús y no es así, la muerte es el final de la vida pública de Jesús. El entrega su vida a los pobres y abandonados, leprosos, prostitutas etc, y en los caminos con sus enseñanzas. Meditemos las últimas palabras de este evangelio:
“el que quiera ser grande será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”
En el movimiento de Jesús desaparece toda autoridad patriarcal y emerge Dios, el Padre cercano que hace a todos hermanos y hermanas. No hay rangos ni clases. No hay sacerdotes, levitas y pueblo. No hay lugar para los intermediarios. Con Jesús es diferente.
Sus seguidores, hombres y mujeres, se sientan en corro alrededor suyo; nadie se coloca en un rango superior a los demás; todos escuchan su palabra y todos juntos buscan la voluntad de Dios.
No se guarda tampoco ningún ritual ni normativa jerárquica en las comidas; a nadie se le reserva un lugar privilegiado en los banquetes de Jesús. (José Antonio Pagola. Jesús: aproximación histórica)

San Marcos continua en el evangelio del próximo domingo con otra forma de encuentro o de relacionarnos con Jesús que también es muy actual, y en este caso se nos dice el nombre de la persona el ciego Bartimeo: el hijo de Timeo; está mendigando en los caminos, oye jaleo y se entera que viene Jesús y comienza a gritar y a llamarle: ”Jesús Hijo de David, ten compasión de mí”. Aunque “los listos” le quieren apartar y que se calle; pero Jesús nunca es indiferente cuando oye su nombre, contesta “llamadlo” y los que van con Jesús, que hoy somos nosotros los que nos llamamos cristianos; le buscan y le dicen “animo, levántate que te llama”. Cuantas ocasiones nos encontramos en nuestra vida en que Jesús llama y somos nosotros los encargados de transmitir esa llamada de llevar a alguien la buena noticia: ánimo que Jesús te llama. Jesús nos llama en la calle, en el trabajo, en casa, en la reunión del equipo, en las convocatorias de los ENS par apertura ejercicios etc. y siempre tenemos  a nuestros responsables que nos dicen: ”animo, levántate que Jesús te llama”. Pero tenemos que hacer lo que el ciego: soltó el manto dio un salto y se acercó”. El manto le ataba al suelo, le impedía acercarse a Jesus. Nosotros tenemos muchas veces “mantos” que nos atan e impiden acercarnos a Jesús. Pero cuando nos acercamos nos mira con su dulzura y hoy sigue preguntando: ¿Qué quieres que haga por ti?: Maestro: que pueda ver.
Somos también ciegos. Desconocemos a Jesús. Nos falta luz para seguir su camino. Ignoramos hacia dónde se encamina la Iglesia. No sabemos siquiera qué futuro queremos para ella. Instalados en una religión que no logra convertirnos en seguidores de Jesús, vivimos junto al Evangelio, pero fuera del Evangelio. El ciego es consciente de que si sus ojos se abren todo cambiará y nos dice el evangelio que tras recobrar la vista lo seguía por el camino. Este puede ser un  año glorioso para la Iglesia tras el concilio vaticano II. Se nos ha abierto la puerta de la Fe, entremos, vamos a quitarnos el manto. Jesus pasa cerca, llamémosle con gritos como el ciego: Hijo de David: ten compasión de mí. Y cuando nos pregunte ¿que quieres que haga por ti? Nuestra respuesta es sencilla: maestro que pueda ver, que pueda ver tu camino, que te siga en la verdad, que pueda ver tu luz y seguirla que pueda ver el camino de nuestra madre la Iglesia y quiero seguirlo.
Hay algo muy claro en el evangelio de Jesús. La vida no se nos ha dado para hacer dinero, para tener éxito o para lograr un bienestar personal, sino para hacernos hermanos.
Si pudiéramos ver el proyecto de Dios con la transparencia con que lo ve Jesús y comprender con una sola mirada el fondo último de la existencia, nos daríamos cuenta de que lo único importante es crear fraternidad.
El amor fraterno que nos lleva a compartir lo nuestro con los necesitados es “la única fuerza de crecimiento”, lo único que hace avanzar decisivamente a la humanidad hacia su salvación. José Antonio Pagola. El camino abierto por Jesús
Ahora en nuestro movimiento ENS tenemos unos ciegos. Nos han informado nuestros responsables de sector que 45 jóvenes en Sevilla se han incorporado a ENSJ. Han oído pasar a Jesús y le están llamando; necesitan alguien que les diga: “ánimo levántate que te llama”. Necesitan como el ciego alguien que les acompañe hasta Jesús ¿podríamos ser nosotros?

                                                                                                              Domingo y Tina
                                                                                                              Sevilla 103

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