domingo, 3 de noviembre de 2013

Fiesta de todos los Santos

Fiesta de todos los Santos
La "comunión de los santos", una de las realidades más bellas de nuestra fe, como la ha definido el Papa Francisco.
La comunión de los santos tiene dos significados relacionados: comunión en las cosas santas y comunión entre las personas santas y el Santo Padre se ha centrado en el segundo, “una de las verdades más consoladoras de nuestra fe”, porque “nos recuerda que no estamos solos, sino que hay una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la fe. De hecho, el término "santos" se refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús y por él se incorporan a la Iglesia a través del bautismo”.

1. Primer aspecto de la comunión- La relación entre Jesús y el Padre es “la matriz de la unión entre los cristianos: El Evangelio de Juan (17,21) dice que, antes de su pasión, Jesús oró al Padre por la comunión entre los discípulos con estas palabras: "Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". La Iglesia, en su verdad más profunda, es comunión con Dios, familiaridad con Dios, una comunión de amor con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna. Esta relación entre Jesús y el Padre es la "matriz" de la unión entre nosotros los cristianos: si estamos íntimamente inseridos en esta "matriz", en este horno ardiente de amor, entonces podemos llegar a ser realmente un solo corazón y una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios incinera nuestro egoísmo, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas. El amor de Dios también incinera nuestros pecados.
2.Segundo aspecto de la comunión de los santos: Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos a Dios, nos lleva a esta relación con Dios que es nuestro Padre. Si estamos unidos la fe se vuelve más fuerte. ¡Qué bonito es apoyarse mutuamente en la aventura maravillosa de la fe! La tendencia a refugiarse en lo privado también ha influido en la esfera religiosa, por lo que muchas veces es difícil buscar la ayuda espiritual de aquellos que comparten nuestra experiencia cristiana. La fe necesita el apoyo de los demás, especialmente en tiempos difíciles, preguntándose: “¿Quién de nosotros no ha experimentado la inseguridad, el abatimiento e incluso las dudas en el camino de la fe ?” .Todos las hemos experimentado; forma parte del camino de la fe, del camino de nuestra vida. ”Todo esto, ha explicado, no debe sorprendernos, porque somos seres humanos , marcados por la fragilidad y las limitaciones; todos somos frágiles, todos tenemos límites... Sin embargo, en esos tiempos difíciles hay que confiar en Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad para estar abierto a los demás. En esta comunión -porque comunión significa común unión- somos una gran familia, donde todos los miembros se ayudan y se apoyan mutuamente”.
3. El tercer aspecto de la comunión de los santos es que “va más allá de la vida terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. Es una unión espiritual que nace en el bautismo y no se rompe con la muerte: gracias a Cristo resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía peregrinan en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad . Todos los bautizados aquí, en la tierra, las almas del Purgatorio y los beatos que ya están en el paraíso forman una grande y única familia. Esta comunión entre el cielo y la tierra se realiza sobre todo en la oración de intercesión... Queridos amigos, ¡tenemos esta belleza! Es una realidad nuestra, de todos, que nos hace hermanos, nos acompaña en el camino de la vida y hace que nos volvamos a encontrar en el cielo. !Adelante por este camino, con confianza y alegría!”. (Papa Francisco)
Un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos hermanos y hermanas bautizados que caminan con él; sostenido por la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que transitan este mismo camino para ir al cielo. Y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que están en el cielo y oran a Jesús por nosotros. ¡Adelante por este camino de felicidad!
Papa Francisco
Fiesta de todos los Santos
 La fiesta de hoy se dedica a lo que san Juan describe como «una gran muchedumbre que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus y lenguas»;los que gozan de Dios, canonizados o no, desconocidos las más de las veces por nosotros, pero individualmente amados y redimidos por Dios, que conoce a cada uno de sus hijos por su nombre y su afán de perfección. Hay quien pone reparos a éste o aquél, reduce el número de las legiones de mártires, supone un origen fabuloso para tal o cual figura venerada. La Iglesia puede permitirse esos lujos, un solo santo en la tierra bastaría para llenar de gozo al universo entero, y hay carretadas. ¡Aquellos veinticuatro carros repletos de huesos de mártires que Bonifacio IV hace trasladar al Panteón del paganismo para fundarlo de nuevo sobre cimientos de santidad! Montones, carretadas de santos, sobreabundancia de cristianos de quienes ni siquiera por aproximación conocemos el número, para los que faltan días en el calendario. Por eso hoy se aglomeran en la gran fiesta común. Los humanamente ilustres, Pedro, Pablo, Agustín, Jerónimo, Francisco, Domingo, Tomás, Ignacio, y los oscuros: el enfermo, el niño, la madre de familia, un oficinista, un albañil, la monjita que nadie recuerda, gente que en vida parecía tan gris, tan irreconocible, tan poco llamativa, la gente vulgar y buena de todos los tiempos y todos los lugares. Cualquiera que en cualquier momento y situación supo ser fiel sin que a su alrededor se enterara casi nadie, cualquiera sobre quien, al morir, alguien quizá comentó en una frase convencional: Era un santo. Y no sabíamos que se había dicho con tanta propiedad. Cristianos anónimos que a su manera, a escala humana, se parecían a Cristo. La solemnidad de Todos los Santos nació en el siglo Vlll entre los celtas la Iglesia nos propone esta Visión de gloria al comienzo del invierno, para invitarnos a vivir en la esperanza de una primavera, más allá de la muerte. Quiere también que caigamos en la cuenta de nuestra solidaridad con cuantos han pasado al mundo invisible. Festejamos con alegría a los Santos, pues creemos «que gozan de la gloria de la inmortalidad»,en donde interceden por nosotros. Cada Santo vive intensamente la visión de Dios y su amor, mas su conjunto forma una ciudad, «la Jerusalén celeste», un Reino abierto a cuantos vivan de acuerdo con las Bienaventuranzas. Son la Iglesia del cielo. La Gloria de los «Santos, nuestros hermanos», procede de Dios, cuya imagen reproduce cada uno de ellos de una manera única. Por consiguiente, al venerarlos, proclamamos a Dios «admirable y solo Santo entre todos los Santos». Todos fueron salvados por Cristo, todos nacieron de su costado abierto. Este es el motivo por el que el lugar por excelencia de comunión con los Santos es la Eucaristía. En ella les santificó el Señor Jesús con la plenitud de su amor»; en ella podemos también nosotros suplicarle con humildad a Dios que nos haga pasar «de esta mesa de la Iglesia peregrina al banquete del Reino de los cielos».
Domingo y Tina

Sevilla 103

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